
¿QUE CREEMOS?
CREEMOS
Creemos en la justificación por la fe. El hombre no puede salvarse a si mismo por sus propias obras y depende enteramente de la obra expiatoria, vicaria y propiciatoria de Cristo. Somos salvos por la fe en su Nombre. Hemos sido justificados (declarados inocentes ante Dios), no sobre la base de nuestras incierta e inconstante obediencia, sino por la obediencia perfecta y ora completada de Cristo.
Creemos que Jesús es el único camino al Padre. No hay otro nombre bajo el cielo por el cual el ser humano alcance salvación. No predicamos salvación en nadie más.
Creemos en el bautismo en agua, por inmersión. Bautizar significa sumergir. Todo creyente debe ser bautizado cuando tiene conocimiento de lo que hace. Creemos en presentar a los niños ante el Señor, ante la iglesia, pero no bautizar bebés ni infantes por que no tienen la capacidad de discernir sobre el bautismo. Las personas podrás ser bautizados cuando tengan conciencia del acto.
Creemos en la resurrección y exaltación del Mesías. Cristo murió y resucitó al tercer día, ascendió a los cielos y esta sentado a la diestra del Padre. Habiéndose sentado a la diestra del Padre, recibió de Él la promesa del Espíritu la cual derramó sobre su Iglesia.
Creemos que la llenura del Espíritu Santo. Es necesaria en cada creyente para su efectividad como testigo de Jesucristo ante el mundo.
Creemos en la redención de la maldición; que Cristo padeció y murió por nuestros pecados y también para que fuésemos redimidos de toda maldición. Él pagó el precio de nuestro rescate de la maldición en todas sus formas para que podamos vivir en bendición. Dios quiere para nosotros: salud (tanto física como emocional y mental), prosperidad, libertad, paz y victoria, para lo cual hizo provisión a través de la redención en Cristo.
Creemos en discipular: que el Señor Jesucristo nos comisionó y envió a todas las naciones a hacer discípulos, a bautizarlos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y a enseñarles que guarden todas las cosas que Él mandó.
Creemos que el Señor nos otorgó poder y autoridad para desbaratar y hollar toda fuerza del enemigo que se interponga entre nosotros y la misión a cumplir. Fuimos llamados a desbaratar las armas destructoras del adversario, las cuales están fundamentadas en estratagema de mentiras. El Señor nos comisionó a mostrar su poderosa gracia sanando y libertando; dando así gracia lo que por gracia hemos recibido.
Creemos en el ministerio quíntuple de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros como la manifestación del ministerio total de Cristo. Cristo es nuestro Apóstol, Profeta, Evangelista, Pastor y Maestro, y se repartió a si mismo en Su Cuerpo. Consideramos el ministerio quíntuple absolutamente necesario para el desarrollo completo y eficaz de la iglesia.
Creemos en el ministerio angelical, el cual Dios ha asignado a favor de los que han de ser herederos de la salvación. Creemos que los ángeles son consiervos nuestros (y de ninguna manera merecen nuestra adoración u oración), y que laboramos juntos bajo la dirección de YHVH de los ejércitos (cuyo nombre declara que está al mando de más de un ejercito).
Creemos que las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, fueron inspiradas por el Espíritu Santo, y que son la única autoridad absoluta de nuestra fe. Creemos que Dios hala de diferentes maneras, pero que la legitimidad del mensaje recibido debe ser confirmada con Su Palabra. Creemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz y que actúa en nosotros los creyentes.
Creemos en la importancia de una vida de oración, sobre todo la oración en el Espíritu Santo. El Señor desea la comunión con nosotros y una relación intima, cercanía. Dios desea que experimentemos su Presencia, su ternura, oigamos su voz y recibamos su guianza. Por eso nos manda a orar sin cesar y no desmayar.
Creemos que El Señor nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre. Como sacerdotes, tenemos la doble función de interceder ante Dios a favor de Su pueblo y de las naciones (suplicando Su favor y perdón), y también de interceder ante los hombres a favor de Dios (presentándoles el Evangelio y llamándoles a reconciliarse con Él). Como reyes, la responsabilidad de ejercer dominio con la autoridad y el poder del Espíritu Santo.
Creemos que la prosperidad financiera es parte de la bendición que nos corresponde. El Señor quiere libertarnos de escasez y pobreza y enseñarnos a ser buenos mayordomos de nuestra vida económica.
Creemos que el Señor es el único y verdadero dueño del oro y la plata, y nos reta a confiar en Él honrándolo con nuestros bienes, para que sean llenos abundantemente nuestros tesoros. Él mismo abrirá las ventanas de los cielos y derramará su bendición sobre nosotros hasta que sobreabunde.
Creemos en la vigencia del diezmo en el Nuevo Pacto. Nos vemos representados en Abraham, tipo de los justificados por la de, que dio, antes de la ley, los diezmos a Melquisedec, tipo de nuestro Señor.
Creemos que nuestro Dios es el Único y Solo Soberano Dios, inmortal, invisible, eterno, omnipotente y digno de nuestra más excelsa adoración.
Creemos la reunión de los creyentes tienen como propósito principal dar a Dios la adoración que Él se merece, y permitir Su manifestación a nuestras vidas. Nuestro culto no debe girar alrededor de conocimiento intelectual o carisma personal, aunque estas características pudiesen estar presentes.
Creemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y cada uno de nosotros un miembro en particular con su debida función; que nos necesitamos unos a otros; que nos debemos unos a otros amor, lealtad, tolerancia, longanimidad, perdón y ayuda; que ningún miembro puede subsistir apartado del Cuerpo, por lo que no debemos de dejar de congregarnos.
Creemos en renunciar a los ídolos, El requerimiento del Señor, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es que reconozcamos que sólo Él es Dios y debemos apartarnos de toda forma idolátrica de los pueblos que nos rodean. Creemos que tenemos la responsabilidad de limpiarnos de todo sincretismo adoptado a los tiempos (conciliación de doctrinas diferentes) aunque parezca inofensivo.
Creemos que Jesucristo vuelve por su Iglesia, El fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez sin relación al pecado, para salvar a los que le esperan. Creemos que ese feliz día, que los que durmieron en Cristo serán resucitados incorruptibles y los que todavía vivan serán transformados.
Creemos en la resurrección de los muertos así de justos como de injustos.
Creemos en el juicio eterno: que Dios ha establecido un día en el cual juzgará a toda la humanidad de todos los tiempos.
Creemos en la santificación del Espíritu Santo. El Señor nos da su Espíritu para que nos santifique y enseñe a vivir para Él. Él quiere que seamos santos como Él es Santo, pero no a base de nuestro propio esfuerzo, sino por el poder de su Espíritu en nosotros. Nuestra salvación es un estado. Nuestra santificación es un proceso. La gracia no nos enseña a pecar. La gracia nos enseña a vivir para Dios en santidad. Creemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y, por lo tanto, debemos cuidarlo continuamente; no contaminándolo ni dañándolo.
Creemos en el matrimonio ordenado por Dios. El matrimonio es honroso y santifica la unión sexual. Las parejas solo deben convivir bajo el pacto de matrimonio y no en la libre convivencia ni concubinato, ni adulterio, pues servimos al Dios de Pacto, Dios fiel.
Creemos que el matrimonio instituido por Dios es entre hombre y mujer.
Creemos que el sexo de un ser humano es con el que se nace. No creemos que un hombre o una mujer tenga derecho de cambiar su sexo a través de cirugía.
Sólo oficiamos matrimonios entre hombre y mujer. Cualquier otra modalidad no la oficiaremos por que es contraria a nuestras creencias. Es decir que, no oficiaremos bodas entre personas del mismo sexo. Tampoco oficiaremos bodas que en las cuales uno de los contrayentes se haya cambiado de sexo. Los testigos de dicho enlace tienen que cumplir con las mismas reglas. Es decir, si los contrayentes deciden que los testigos sean personas del mismo sexo, no puede estar casados entre si ni tener ninguna relación de noviazgo o ser “pareja”. Tampoco puede vestirse con ropa de diferente a su sexo. Esta misma regla aplicará a los que presentan niños. No pueden ser travestis. Tampoco ninguna persona que sea parte del séquito puede mostrar vestimenta contraria a su sexo de nacimiento y los hombres no pueden usar maquillaje con la intención de aparentar otro sexo.
Creemos que sólo Dios da la vida y sólo Él la puede quitar.
Creemos que la vida comienza en el momento de la fecundación. Así que reconocemos que el embrión tiene vida en sí. No creemos que la vida debe ser interrumpida con el aborto.